lunes, 31 de agosto de 2009

VOY

Solo sé, amor, que voy,
en un trópico nocturno debajo de la lluvia.
Empañando cristales con el humo de mi boca.
Que extiendo la mirada en el norte de la luna
que instruyo mis suspiros al roce con el viento.

Porque consiento que el camino conduce a alguna parte
y no es Roma el final de cada huella.

Intuyo que el estambre que cubre tus auroras
es un hilo de sueños escondido
esperando ávida que mi alma lo revele.

Y voy
como un temporal de pájaros de greda
sobrevolando las aldeas de adobe
que colapsan los pablados de tu vida.

Privado de la sabia geometría
que traza la línea paralela de mi gloria..
Aullando como un lobo entre bambúes
en la selva impenetrable de la vida.

Porque sé que aún me esperas. voy,

Desconozco si aun soy barro
en las retinas desprendida de los dioses,
o una brizna de olvido
en las manos encogidas de la noche.

No sé en que espuma está grabado mi destino
Ni en que página del labio el beso se desglosa
Pero voy, amor,
Con mi última huella hacia los nardos de tu cuerpo
Con mi última luz hacia el poniente de tu boca.-

Walter Faila

domingo, 23 de agosto de 2009

SER POETAS





Se juntan en una esquina, se amontonan, se besan, se muerden, se sirven un café, se acusan, se coaccionan.
Sufren hasta que la lluvia toca sus gargantas, sienten la vergüenza del amor vegetal y el dolor del nudismo de todas las alegrías.
Se rompen los dedos una y otra vez con igual piedra, aman y odian, bostezan y tiritan, emigran y retornan.
Riegan sobre endecasílabos la greda temporal de la palabra, miden, suman, restan, mueren, matan.
Son los herederos de la cripta, los guerrilleros de la luz y del subsuelo.
Alucinan como mariposas al amparo de la luna, lamen la inercia del cosmos disfrazados de gerentes y de obreros, tocan la epidermis de los hongos con la mueca sublevada entre los cejos.
Son hombres como yo, mujeres como tu, hombres y quizá mujeres, mujeres y quizá hombres, arrugando las tensiones, cantando y puteando contra el mundo.
Nostálgicos gemidos de cielo y de pantanos, en un universo de transistores y pantallas planas.
Burbujean como lavas de volcanes, violan la solemnidad de los sonetos y las cuartetas, avanzan, investigan, rezan y blasfeman, enfatizan la caldera donde se cocina el verso, para bombardear el templo de la bestia y agotar la risa en misterios de metáforas y espontáneas cavilaciones.-
Son ellos, sembradíos de consciencias entre ángeles ausentes y dioses presentidos, estallan en la plenitud de la creación y germinan civilizaciones entre las hojarascas del camino.
Son vestigios del pasado, son la pista del presente, son las guías del futuro, olvidados o inmortales, son la tierra, el canto, el dolor, la alegría, la tristeza.
Son hombres y mujeres, o ambas cosas
Llevan el signo encarnado en el germen, se confunden con su sombra y se asustan ante los espejos, se reproducen y disipan, recorriendo las huellas del árbol y el gemido. Se destruyen y modelan, abren y cierran la tumbas y las puertas, se elevan como globos simbióticos cegando las fronteras de las jaulas y los gritos, con los ojos brillantes en la noche, con el pecho abierto a la batalla, con las manos desgarradas en la nada, con el hueco poseído en las venas rimbombantes de su don y su flaqueza.

Walter Faila

martes, 4 de agosto de 2009

Callejones

Hay un misterio de ojos rompiendo el paisaje
de éstas callejas anchas donde abundan los recuerdos.
Una insensata discordia en las fachadas modernas
y una conspiración de labios
pronunciando mi nombre en la empotrada vereda.
Un niño rubio y un viejo calvo,
dos madres conservadoras,
y ataúd de nogal en medio de la represa.
Hay un molino de ausencia, en éstas grandes callejas,
festín de aguas servidas en cordones y cunetas
un tren a leña, que suena como a derrumbe
por las vías infinitas
en que se alarga mi mirada hasta el sinfín de la senda.
Hay telegramas de olvidos debajo del calendario
mis tres o cuatro mendigos rodeando una vaga mesa
la voz del rito dormido y una estación de quimeras.
Misterios, misterios de ojos perdidos
buscando a tientas la huella
el sobre roto del tiempo, posdatada la memoria.
Hay un bálsamo de gloria debajo de éstas callejas
sepultadas junto a mi infancia
mis dulces niñas de seda, las manos de mi Sofía,
los pechos de mi Azucena.
¿Te acuerdas? Corazón, ¡que grande fue tu vergüenza!
cuando a Rocío besaban tus labios por vez primera.
Ay, callejas, callejas de pueblo herido
baldosas flojas del tiempo
raíces de mis eventos, vejamen de mi anatema.
Hoy, un misterio de ojos rompe el paisaje
en éstas anchas callejas,
yo fui feliz un día, corazón,
¿acaso tu lo recuerdas?

Walter Faila