jueves, 4 de diciembre de 2008

Dedalos Nocturnos II (En Busca de la felicidad)




Embriagado de lloviznas en rústicos figones
busqué por tus vocablos la erosión de la otra vida.
En la mágica silueta donde habitan los recuerdos,
en los piélagos silvestres de galeones sin banderas.

Por un noviembre agónico me dijeron que te vieron
caminando distraída por las líneas del invierno.
Que la ropa de algodones que vestías esa noche
oscilaba besando el contorno perverso de tu cuerpo.

Me contaron que tus ojos no miraban
mas allá de los hospicios de tu tiempo.
Que en un bar bebías dos vasos de nostalgias
con la estrechez impenetrable de tu frágil pensamiento.

Envuelto en olas de polvo te busqué por los caminos,
enfermo en el tedio de mi herida de infortunios.
En el templo de Diana descansé con las neblinas,
mientras jugaba a borrar las hojas de la luna.

Me dijeron que pasaste una tarde de pinturas
cuando el sol estampaba estrellas en tu rostro,
y tu vientre se henchía con la fronda de un naranjo.

Me contaron que te fuiste desgranando los rosarios,
detrás de un Dios de palo y la cruz de un ebanista.

Que era en vano buscarte en mis anhelos
que en el hijo de una rosa, rostro abajo frente al pétalo,
te moriste una mañana
aplastada por las piedras del milenio.

Walter Faila