Ha nacido entre rocas y es un musgo
que va por humedades y buscando
el sentido real de una palabra.
Ella sale en las noches sin un rumbo
llega al río que la abraza con sus aguas.
No conoce la verdad de su destino
No percibe si es certera su nostalgia
solo sueña con el rostro de algún niño
que sonriendo le alegre su mirada.
Ha nacido entre las piedras e iracundo
su canto se expandió por las montañas
sin saber de que fueron los asuntos
que un día la colmaron con sus lágrimas.
Desde entonces ella vaga por los limbos
en el límite mortal y abandonada
Arrastrando sus cadenas cual verdugo
que se ríe de la sangre mientras sangra.
No sabrá que yo la observo ciego y mudo
en el latido que me entrega con sus alas
Nunca supo ni sabrá que fui el testigo
de su dolor y su muerte no anunciada.
Ella busca su panteón en un poema
donde pueda descansar de la falacia
que cargó cuando pasando por la vida
se encontró con el vicio de la trampa
¡Ay, almita!, yo se que fuiste buena
¡Que triste es saber que ya te marchas!
Con tus alas remendadas de tristezas
en el llanto inmoral de mi palabra.-
Walter Faila
viernes, 19 de febrero de 2010
sábado, 13 de febrero de 2010
COMPLEJIDADES
La anarquía reside en cada habitación de la casa.
No hay sustancias que gobiernen mi caos.
Ni contorsiones que detengan la estrategia de un enigma.
Ya no busco en tus rincones los vértices del prisma
ni te pregunto si es posible hilvanar entre tus faldas.
Ya no hay grillos licenciosos que canten en mis noches,
ni ranas embusteras que entonen libertinas serenatas.
Sí hay signos que maduran señalando a los verdugos,
echando a caminar tu nombre en las paredes blancas
Sí hay lobos que aúllan en la urbe ficticia de una estepa
mientras gruñen por instinto moribundas alboradas.
Se fueron mis palabras prisioneras con tu siglo,
se perdieron buscando una huella en tus osarios.
Ya no quedan penitencias redimiendo a mis glosarios,
ni oraciones que seduzcan tus lápidas sedientas.
La condena está sujeta al poder de una sentencia
en luctuosos banquetes banales y arbitrarios
donde comen y se embriagan seudos dioses.
Ya no hay en el albor artesanos que restauren a las voces,
ni manos silvestres que te rocen en la avidez del desconsuelo.
Sí hay silencios encorvados meciéndose en el tiempo
donde ayunan artilugios el cansancio y el recuerdo.
Ya no hay entre tu y yo emisarios como nexos.
Ya no queda ni una perla que desgrane mi rosario.
Se ha disuelto entre mis dedos el último alfabeto,
y se han roto los números de un nuevo calendario.
Analizo,
mientras miento al corazón que no te amo.-
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