domingo, 5 de abril de 2009

Remembranzas de domingo (Poema 4)




Una junta de adoquines se dilata en la calleja,
bajo el sol implacable de Santiago.
Declinan dos gestos a la vera de tus cejas
buscando explicaciones
en el silencio irascible de mi cráneo.

No hay máculas que borren tus sudarios
Ni brasas que consuman mi noveno cigarrillo.
Los laureles han quedado ya amarillos
y los chopos se durmieron desvelados de rocío.

Estoy diciendo que no vuelven los cauces de los ríos
a besar los pies de su madre en las montañas.
Que el viento no regresa después que ya se ha ido
ni los remos empujan dos veces igual agua.

Que no hay acero que soporten a las fraguas
ni flores que perduren con aliento de retoño.
Que remendando inventarios en las hojas del otoño
he quedado hurgando los vestidos de la infancia.

Estoy diciendo que hoy te extraño mas que nunca
que es domingo de orfandad y de nostalgia.
Que ordeno mostradores en el sesgo de las horas
y no hay espacio que no tenga tu mirada.

Que se muy bien que ya te has ido
Que la vida devoraste en la cena de los tiempos.
Que no regresan los pétalos perdidos
ni vuelven los rosales a crecer en el invierno

Estoy diciendo que soy un perro herido
ladrándole a las manchas soez de tus luceros.-

Walter Faila

viernes, 3 de abril de 2009

Remembranzas contrapuestas (Poema 3 de la serie)

No aprendieron mis ojos a olvidar tu mirada,
Ni mis manos supieron derrumbar tus recuerdos.
Palmo a palmo se cayeron los sueños
y en el cristal del mundo se rompieron mis alas.-

Fueron los desdenes la materia y la sustancia
que labraron las rutinas de todos los empeños.
Y a la flácida greda de tu alma puso velos
la polvareda de la vida con telones a dos aguas.

Fueron mis desvelos como platos de balanzas
inclinando la osadía a las huellas de tu cuerpo,
y asistieron con cordura a la hora de tu entierro
sin cargar entre mis manos un racimo de palabras

Nunca pudo ni podrá ésta célula de hierro
detener tus nenúfares en medio de la nada,
vistiendo tu memoria en piélagos azules
desnudando tu nombre en bajeles de esperanzas.

Estás escrita con mi sangre sobre el tiempo
estás adjunta a los guiones de ésta fábula,
no podrán tus madreselvas navegar en el leteo
ni mi boca lisonjera esquivar tanta nostalgia


Walter Faila